La Familia

Se considera familia al grupo de personas que comparten el mismo lazo sanguíneo o legal. No obstante, también se considera familia a 2 o más individuos que, aunque no posean la misma sangre, forman un núcleo sólido por convivencia o afinidad en el que se fomentan valores de amor, unión, trabajo en equipo, entre otros. Por lo general, la familia está constituida por una pareja, la cual puede concebir hijos biológicos o tener hijos adoptados.

Por otra parte, cabe resaltar que el término de “familia” ha tenido varias modificaciones y cambios, puesto que, antes era considerada solo a las personas que comparten algún parentesco. Actualmente, también se puede denominar familia al grupo de individuos quienes tienen años de amistad y relación cercana. Por ello, es necesario comprender su concepto, importancia, función, características, valores y repercusión en la sociedad.

Importancia y función

La importancia de la familia se enfoca hacia la creación de núcleos aptos para el aprendizaje de buenas tradiciones y costumbres. El entorno familiar genera un gran impacto en el comportamiento general de los niños. Por otra parte, tener una familia es un derecho universal necesario para el desarrollo de los principios básicos. Por lo tanto, debe ser un foco de ayuda, comprensión, comunicación y evolución.

Su función es fomentar los valores, la educación y la adecuada conducta dentro de la sociedad. De igual forma, es la encargada de construir un ambiente de protección, confianza, armonía, seguridad y respeto para así garantizar el desarrollo físico, psicológico y moral de quienes la integren, sobre todo de los niños.

Características

Las características de la familia se pueden reconocer de acuerdo a los rasgos, cualidades y tareas más importantes que ejerce en la vida cotidiana. Por lo tanto, algunas de ellas son:

• Es un conjunto universal, es decir, existe una familia en todas las sociedades, bien sea arcaicas o modernas.
• Dependiendo del tipo de familia, comparten una casa en común.
• Pueden formarse por consanguinidad, aspectos legales o sentimentales.
• Poseen lazos emocionales.
• Influye en las tradiciones, creencias y costumbres. Toda familia posee su propia cultura y está encargada de transmitirla de generación en generación. De igual forma, transmite sus valores y educación.
• Su tamaño es relativo pues depende de la cantidad de hijos que tenga la pareja.
• La sociedad está construida en torno a la familia.
• Tiene obligaciones, responsabilidades y deberes.
• No requiere de hijos para consolidarse. La familia puede empezar desde la unión conyugal o matrimonial de una pareja.

Familia en la sociedad

La familia es la encargada de inculcar y fomentar los valores en los hijos. Las acciones que realicen los padres, serán el ejemplo de comportamiento en los niños. Estos imitarán lo que aprenden en los ámbitos donde ellos se desenvuelvan, bien sea académico, profesional, laboral, entre otros.

Por lo tanto, la familia es la base de la sociedad, puesto que una buena práctica de educación y principios permitirá el desarrollo y progreso de personas honestas, honradas y con buenas costumbres. Además, se realzarán los valores necesarios como la comunicación, empatía, solidaridad, responsabilidad, etc., que impulsarán la evolución en la propuesta de diferentes proyectos sociales.

Tipos y ejemplos

En la actualidad, existen diferentes tipos de familias que resultan imprescindibles conocer para reconocerlos en diversos contextos. Entre las distintas clasificaciones se pueden mencionar:

• Consanguínea, nuclear o biparental: se caracteriza porque los miembros poseen los mismos lazos sanguíneos. Por lo general, son padres heterosexuales u homosexuales con hijos biológicos.
• De acogida: es una familia transitoria en la que los menores de edad estarán temporalmente hasta que sean tutelados por la administración competente. También puede denominarse a la familia de adopción que ha hecho el trámite necesario para acoger legalmente a un menor de edad.
• De hecho: también es conocida como concubinato, pues es la pareja que convive y tienen hijos sin ningún formato legal o religioso.
• Ensamblada o mixta: también se conoce como una familia compuesta, pues se caracteriza por ser un grupo de personas quienes combinan sus propias familias. Por ejemplo, un padre soltero con una madre viuda. Sus hijos no tienen relación consanguínea, pero serán una familia por afinidad. De igual forma, en esta categoría encaja aquellos amigos a quienes se les considera hermanos por los sentimientos de cariño, unión, solidaridad y amor.
• Extendida: es la familia completa que incluye tíos, primos, abuelos, padrinos, etc.
• Homoparental: esta familia está constituida por una pareja homosexual y sus hijos adoptados o biológicos.
• Monoparental: está conformada por un solo miembro de la pareja y uno o varios hijos. Por ejemplo, viudez, divorcio, separación, madre soltera o padre soltero.
• Poligámica: es conocida por ser la familia que posee varios esposos o esposas de manera simultánea. Por ejemplo, un hombre casado con varias mujeres (poliginia) o una mujer casada con varios hombres (poliandria).
• Sin hijos: son las parejas quienes deciden vivir juntos, pero sin tener descendencia.

Modelos familiares

Según el psicoterapeuta Giorgio Nardone, existen diferentes dinámicas o modelos parentales que se caracterizan por ejercer un rol específico dentro de cada familia. Estos modelos son:

• Autoritaria: en este caso, se cumplen ordenamientos estrictos que dicte uno o ambos miembros de la pareja. No existen las opiniones y todos los descendientes deben obedecer al sometimiento, lo cual ocasiona revelación o rebeldía.
• Delegante: es el modelo de familia enfocada en consultar sus decisiones con miembros mayores, por lo general, los abuelos. No es recomendable aplicar este tipo de modelo, puesto que provoca ansiedad en los niños y genera desautorización en las figuras paternales.
• Democrática: se caracteriza por tener padres responsables quienes prefieren usar una figura de amistad en vez de autoridad. La comunicación frontal y asertiva es fundamental para conceder acciones según previas condiciones.
• Permisiva: también usan la figura de amistad para acercarse a los hijos, no obstante, no estipulan suficientes restricciones y supervisión. Es necesario saber controlar este tipo de modelo, puesto que los hijos se pueden imponer sobre la autoridad de los padres.
• Intermitente: es característico de familias que no determinan cuál modelo aplicar por la ambigüedad en las decisiones. Todo dependerá de las circunstancias previas, pues se manifestará de acuerdo al contexto que se genere. Esto puede ocasionar inseguridades en las acciones tanto en los padres como en los hijos.
• Negligente: se caracteriza porque los padres están ausentes y en los momentos de presencia demuestran un bajo nivel de afecto y de exigencia, por lo tanto, los niños crecen sin demostrar emociones y con problemas de disciplina.
• Sacrificada: es el modelo de familia que fomenta el sacrificio como un estilo de vida. Las satisfacciones, sueños, ilusiones o personales están en segundo plano, puesto que se deben cumplir determinadas obligaciones como el trabajo o los oficios del hogar. El resentimiento es característico entre los padres.
• Sobreprotectora: en este modelo los padres sobreprotegen a los hijos impidiendo que realicen diferentes acciones por sí mismos. De igual forma, evitan todas las circunstancias que generan dolor o sufrimiento, por lo tanto, los niños crecen con miedos e inseguridades.

Valores familiares

Se puede denominar valores familiares al conjunto de principios, costumbres y demostraciones emocionales que se ejerce dentro de la familia. Los que se deben aprender dentro de este pilar son:

• Amor.
• Respeto.
• Comunicación.
• Bondad.
• Pertenencia.
• Autoestima.
• Justicia.
• Humildad.
• Congruencia.
• Honestidad.
• Unión.
• Responsabilidad.
• Solidaridad.
• Empatía.
• Trabajo en equipo.
• Paciencia.
• Tolerancia.

En conclusión, la familia es el centro de aprendizaje para desollarse como ser humano dentro de la sociedad. De igual forma, debe predominar el afecto, los cuidados y el respeto para evitar la creación de malos hábitos o valores que perjudiquen al entorno.